Ruta Chile

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Vive la magia de la ruta chile y las carreteras en la Patagonia. Descubre rincones asombrosos y crea recuerdos inolvidables.

Llegué a Chile con la mochila, un mapa y una brujula sin destino

Chile, desde los Salares en la frontera argentino-chilena hasta la Patagonia, recorriendo desiertos, playas y montañas.

Después de haber recorrido Argentina, Bolivia y Perú con mis inseparables compañeros de aventura, amigos del Viaje Chilenos. Tras varias desviaciones en nuestro trayecto, nunca logramos llegar a Buenos Aires, nuestro destino inicial. Fue en Salta donde tomamos la decisión que cambiaría el rumbo de nuestra travesía. Giramos hacia Jama, hacia la árida frontera chileno-argentina, cruzando por la imponente altiplanicie.

Los Salares nos recibieron con su vasta extensión blanca, una bienvenida a la que le seguiría un descenso por la cordillera chilena hasta las calles polvorientas de San Pedro de Atacama. Desde allí, seguimos hasta Calama, y luego, las olas del Pacífico nos dieron la bienvenida en Antofagasta. En esa ciudad costera, nos detuvimos para disfrutar de un par de días de sol y mar, recargando energías para lo que venía.

Nuestro viaje continuó hacia el sur, hasta la bulliciosa Santiago de Chile, donde tomamos un bus que nos llevaría hasta Puerto Montt, el hogar de mis dos amigos. En Puerto Montt, el tiempo se detuvo por un par de semanas. La hospitalidad de mis amigos y la belleza del sur me hicieron sentir como en casa, pero pronto, el llamado de la aventura me empujó a continuar mi camino en solitario.

Emprendí mi propia ruta, explorando el centro y sur de Chile. Pasé por Temuco, sentí el viento en las costas de Pichilemu, me perdí en los colores y cerros de Valparaíso, y disfruté de la vida urbana en Santiago. Luego, el sur me volvió a llamar. Regresé a Puerto Montt y de ahí, salté a la mágica isla de Chiloé. En Chiloé, me dediqué a recorrer la conocida Ruta de las Iglesias, una experiencia que merece su propio relato.

La travesía no terminó allí. Crucé desde Chiloé hacia la Patagonia, internándome en la remota región de Aysén. Recorriendo la Carretera Austral, llegué a la encantadora localidad de Puerto Río Tranquilo, un lugar en el corazón de Aysén que guarda recuerdos inolvidables. De allí, crucé nuevamente a Argentina por Chile Chico, y mi camino continuó hacia el sur por la emblemática Ruta 40.

El bus me llevó hasta El Chaltén, la capital del trekking en Argentina, y luego a El Calafate. Desde allí, el viaje me llevó de vuelta a Chile, a la ciudad de Puerto Natales, donde comenzaría una nueva etapa de mi aventura.

Este viaje duró aproximadamente un año, un año lleno de descubrimientos, paisajes y culturas que me enamoraron de Chile. Y fue en Chile donde decidí quedarme. Después de bajar a la Patagonia, no volví a subir por un largo tiempo, enamorado de las montañas, los glaciares y la inmensidad de este rincón del mundo.

Si te interesa seguir leyendo sobre mis aventuras por la Patagonia, te invito a descubrir la Ruta Binacional Patagonia, donde detallo mis travesías por este espectacular territorio. Haz clic aquí para leer más sobre esta ruta.

Cada paso, una nueva historia

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