La Carretera Austral siempre guarda sorpresas, y nuestro viaje rumbo a Villa O’Higgins fue una de esas. Arribamos a este remoto poblado patagónico, el final de la Ruta 7, después de una mañana caótica. Este relato es una ventana a la aventura de la Patagonia profunda, un despertar lluvioso, una carrera inesperada por no perder el bus y la belleza cambiante de una de las rutas más icónicas del mundo.
Un Despertar Inesperado, La Carrera por el Bus Rumbo a Villa O’Higgins
Nuestro quinto día de ruta comenzó con un giro inesperado, digno de una verdadera aventura en la Patagonia. El tiquete de bus para llegar a Villa O’Higgins estaba programado originalmente para las 08:00 am. Sin embargo, la tarde-noche anterior, al regresar exhaustos de nuestro sendero por Los Carpinteros, recibimos un mensaje de texto que nos heló la sangre, ¡la salida del bus se había adelantado a las 05:00 am!
Eran apenas las 04:00 am cuando la lluvia intensa nos despertó, el sonido de las gotas golpeando la carpa era una sinfonía que anunciaba un desafío. Por fortuna, la noche anterior habíamos tenido la precaución de mover nuestro campamento a uno de los sitios techados que ofrece el Camping Tamango, lo que nos dio un pequeño respiro para empacar nuestras cosas sin empaparnos. Rápidamente, desmontamos la carpa, recogimos cada uno de nuestros enseres, ajustamos las mochilas y, bajo la madrugada oscura y lluviosa, comenzamos a caminar. Cuatro kilómetros nos separaban a la terminal de buses, un camino de ripio que la lluvia había transformado en un lodazal, y el tiempo avanzaba implacable al ritmo de nuestros pasos acelerados. La adrenalina se mezclaba con el frío patagónico y el cansancio acumulado, pero la meta de llegar a Villa O’Higgins nos impulsaba.
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El Bus se Escapa, Solidaridad en la Ruta
A las 04:50 am, con la terminal a solo cien metros de distancia, el corazón se nos encogió, el bus en el que debíamos partir comenzaba a moverse. Corrimos con todas nuestras fuerzas, pero fue en vano, se marchaba sin esperarnos. Dada la hora, no había nadie a quien preguntar, ninguna explicación. Fue un momento de frustración y desesperanza. Sin embargo, la Patagonia siempre tiene un as bajo la manga.
La voluntad de la vida y la fortuna en la ruta nos sonrió cuando, milagrosamente, unas personas que acababan de dejar a unos familiares en la terminal nos vieron. Sin dudarlo, nos hablaron, nos invitaron a subir a su auto y nos llevaron a alcanzar el bus que, afortunadamente, aún estaba cerca, deteniéndose unos kilómetros más adelante por alguna razón. Este gesto de solidaridad, tan característico del espíritu patagónico, nos permitió continuar nuestra aventura rumbo a Villa O’Higgins. Estaremos siempre agradecidos con la ruta, porque a veces se le pide y, de alguna manera, siempre da.
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El Camino Hacia el Sur, Imprevistos en la Carretera Austral
Una vez solucionado el inesperado inconveniente y ya a bordo del bus, el camino se hizo largo y con pausas. El vehículo sufrió algunas fallas mecánicas, lo que añadió incertidumbre a la jornada. Nuestro objetivo era llegar a Puerto Yungay antes de las 12:00 pm. En este punto, la Carretera Austral se interrumpe; es el majestuoso Fiordo Mitchell el que la divide. Para continuar la travesía, es indispensable abordar un ferry que cruza hasta el otro extremo, Río Bravo, donde la ruta de ripio se reanuda. La puntualidad del ferry es crucial para la conexión, lo que ponía una presión adicional al viaje en bus.
A pesar de los contratiempos, la belleza cambiante del paisaje nos mantenía cautivados. Dejábamos atrás los valles y nos adentrábamos en una geografía más abrupta y dramática, donde los glaciares colgantes y los fiordos comenzaban a dominar la vista. Cada curva revelaba una nueva postal patagónica. La expectativa de llegar a nuestro nuevo objetivo, Villa O’Higgins, y la emoción de navegar las gélidas aguas del fiordo nos llenaban de energía. El aire fresco y puro, la inmensidad de las montañas y la sensación de estar en un lugar tan remoto y prístino compensaban cualquier dificultad.
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Navegando el Fiordo Mitchell, Puerto Yungay a Río Bravo
La travesía en ferry desde Puerto Yungay a Río Bravo es un componente esencial y memorable de la ruta rumbo a Villa O’Higgins. Este cruce sobre el Fiordo Mitchell no es solo un medio de transporte, sino una experiencia en sí misma. Las aguas del fiordo, profundas y de un color esmeralda intenso, están flanqueadas por imponentes paredes rocosas y densos bosques nativos que se extienden hasta el borde del agua. A menudo, la niebla matinal se eleva lentamente, creando una atmósfera misteriosa y etérea, mientras el aire gélido te envuelve, recordándote que te adentras en la Patagonia más salvaje.
El ferry, aunque funcional, ofrece una cubierta exterior perfecta para admirar el paisaje. Es común ver aves marinas planeando sobre el agua o, con suerte, alguna foca curiosa asomando la cabeza. El tiempo de cruce permite contemplar la magnitud del fiordo y la ingeniosa forma en que la Carretera Austral se adapta a la geografía, utilizando estas “interrupciones” naturales para crear una experiencia de viaje única. La llegada a Río Bravo se siente como un desembarco en un territorio aún más remoto, donde la civilización da paso por completo a la naturaleza pura.
Para conocer más sobre el fin de la Ruta 7, te invitamos a leer nuestro post sobre el Final de la Ruta 7 Carretera Austral.

Llegada a Villa O’Higgins, El Fin de la Ruta 7
Finalmente, arribamos a Villa O’Higgins aproximadamente a las 15:00 horas. Al bajar en la pequeña terminal, la primera impresión es la de un lugar donde el tiempo parece detenerse. A diferencia de otras localidades de la Carretera Austral, Villa O’Higgins tiene un aire más tranquilo y aislado, un verdadero «fin del mundo» que se respira en cada rincón. Desde la terminal, nos dirigimos a pie en busca del Camping Los Ñires, nuestro nuevo refugio y base de operaciones para los días siguientes. La búsqueda fue sencilla en este pequeño poblado.
La sensación de haber llegado al final de la Carretera Austral es palpable. Es un lugar donde los caminos se terminan, y la aventura continúa por lagos, glaciares y senderos solo accesibles para los más intrépidos. La arquitectura del pueblo, con sus casas de madera y su atmósfera acogedora, refuerza la sensación de estar en un lugar especial.
Primeras Horas en Villa O’Higgins, Explorando el Pueblo
Una vez en el Camping Los Ñires y dado el tiempo restante de la tarde, decidimos montar nuestro campamento y, con la urgencia de reabastecernos, salir en busca de alimentos. La población de Villa O’Higgins es, en efecto, pequeña, pero encantadora. Caminamos hasta su linda plaza de armas, el corazón del pueblo, un punto de encuentro con un aire tradicional. Recorrimos las pocas calles con las que cuenta, admirando las construcciones locales y el paisaje que la rodea, montañas boscosas, el sonido del río y el aire puro de la Patagonia.
A pesar de su tamaño, Villa O’Higgins ofrece lo esencial para el viajero, pequeños almacenes, algunas opciones de alojamiento y la inmensa belleza natural que la circunda. La exploración de sus calles nos permitió observar la vida local, la calma que impregna el día a día y la hospitalidad de sus habitantes, acostumbrados a recibir a viajeros de todas partes del mundo que llegan al fin de la Carretera Austral.

Camping Los Ñires, Nuestro Refugio Austral
De vuelta en el Camping Los Ñires, pudimos apreciar las comodidades que ofrecía este austral territorio. Aunque básico, contaba con lo justo y necesario para nuestras noches de estadía. Acampamos bajo un pequeño bosque de ñires, árboles nativos que nos brindaron cobijo y una atmósfera de bosque auténtico.
La estructura del camping incluía un «quincho», un salón comunitario con sillas, mesas y, lo más valioso, ¡calefacción a leña! Este tipo de espacio es una tradición en la zona, un lugar donde los viajeros pueden cocinar, comer y socializar al calor del fuego, especialmente en las frías noches patagónicas. La posibilidad de preparar nuestros alimentos en este ambiente cálido fue un lujo después de la jornada. Posteriormente, una ducha caliente nos permitió recuperar energías antes de ir a dormir, preparándonos para las nuevas aventuras que nos esperaban en esta remota parte del mundo.
Villa O’Higgins, Puerta a Nuevas Aventuras
Villa O’Higgins no es solo el final de la Carretera Austral, es también la puerta de entrada a otras aventuras más allá de la Ruta 7. Desde aquí, se puede cruzar el Lago O’Higgins (o Lago San Martín en Argentina) hacia El Chaltén, un punto de conexión para seguir explorando la Patagonia Austral binacional.
Actividades como el trekking al Glaciar Mosco o la navegación por el Lago O’Higgins para avistar el Campo de Hielo Patagónico Sur son solo algunas de las opciones disponibles para los aventureros. La sensación de llegar al último rincón vial de Chile continental y saber que la aventura puede continuar por otros medios es una de las experiencias más gratificantes para cualquier viajero que busca ir más allá de lo convencional.
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Consejos y Recomendaciones, Prepárate para el fin de la Ruta 7
- Confirma siempre los horarios de transporte con anticipación, especialmente buses y ferrys.
- Lleva ropa impermeable y de abrigo, el clima patagónico es impredecible.
- Prepara tu mochila para caminar, incluso pequeñas distancias inesperadas.
- Lleva provisiones básicas, las opciones en Villa O’Higgins son limitadas.
- Descarga mapas offline del sector de Villa O’Higgins y sus alrededores.
- Considera reservar alojamiento con antelación, sobre todo en temporada alta.
- Investiga las conexiones para continuar tu viaje (ej. cruce a El Chaltén, regreso a Tortel).
- Lleva efectivo, muchos lugares pequeños pueden no aceptan tarjeta.
- Disfruta la desconexión, la señal de internet puede ser escasa.
- Interactúa con los locales, su hospitalidad es invaluable.
- Sé consciente del entorno, es un lugar remoto y de gran valor natural.
- Permítete un tiempo extra para explorar los alrededores.
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Más Aventuras en la Patagonia
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- Para una perspectiva ciclista, no te pierdas Ciclo Viajero en la Carretera Austral.
- Descubre los detalles del Final de la Ruta 7 Carretera Austral.
- Conoce el cercano Parque glaciar el Mosco, Villa O’Higgins.
- Si te preguntas cómo llegar a otros puntos, revisa Navegación de Caleta Tortel a Puerto Natales.
- Para más ideas, echa un vistazo a 5 cosas para hacer en Coyhaique.
- Profundiza en la planificación con nuestros Tips de viaje en la Ruta 7.