Voluntariado en Feilding Nueva Zelanda

Voluntariado en Feilding, Refugio y Aprendizaje Inesperado

Un giro inesperado en nuestra ruta neozelandesa. Historias de trabajo y nuevos horizontes.

Nuestra travesía por Nueva Zelanda nos sorprendía a cada paso. Siempre guiados por la plataforma Workaway, nos preparábamos para un salto de isla, dejando la tranquilidad rural de Livingstone para embarcarnos hacia la Isla Norte. El plan inicial era claro: unos anfitriones nos esperaban. Sin embargo, el camino no siempre es lineal, y la aventura a veces exige una reescritura del guion. Este relato narra cómo un imprevisto nos puso a prueba, obligándonos a trazar un nuevo rumbo en pleno trayecto marítimo. Con una mezcla de incertidumbre y esperanza, encontramos una luz en Feilding, un pueblo que se convertiría en nuestro hogar temporal.

Rumbo Inesperado Hacia Feilding

Nuestro voluntariado en Feilding, Nueva Zelanda, se perfilaba como el siguiente gran paso. Habíamos dejado una semana atrás nuestro último voluntariado en la Isla Sur y recorrido sus paisajes por nuestros propios medios. Ahora, nuestro plan era ir a la Isla Norte con unos nuevos anfitriones, con quienes ya habíamos conversado y coordinado previamente.

Una Comunicación Fallida

Dejamos Picton una mañana radiante. El día era hermoso, sin viento, ideal para la navegación en el cruce entre las dos islas, algo poco común en este trayecto. Sin embargo, para nosotros, un día tan sereno empezaba a tornarse gris. Los anfitriones con quienes habíamos planeado todo desde semanas antes no respondían. Simplemente dejaron de comunicarse y nunca vieron nuestros mensajes. Nosotros, aún esperanzados, aguardábamos una respuesta que nunca llegó.

Ya estando en el ferry, y en vista de que era obvio que estas personas no nos contestarían, tuvimos que recurrir a un plan B, C y hasta D. En primera instancia, empezamos a cotizar hospedajes para pasar la noche en Wellington y desde allí ver qué paso seguir. Otro plan fue enviar mensajes a nuevos anfitriones, un tanto desesperados y desilusionados, contándoles nuestra situación y esperando alguna respuesta que nos tomara en cuenta.

Cruce con rumbo Feilding.

Nuestra Elección y la Llegada

La tercera opción era simplemente contactar a algunos de nuestros antiguos anfitriones para ver la posibilidad de volver. Al final, tomamos las opciones B y C. Revisamos todos los alojamientos en Wellington y enviamos mensajes a varios, algo no tan ideal en la práctica del voluntariado, pero que en ese momento vimos como una solución. Todo esto se debía a que nuestro plan era pasar quince días con los anfitriones iniciales, y dada esta situación, nuestro itinerario se había desmoronado.

Con todo esto en mente, cruzamos el canal en el ferry y desembarcamos en Wellington. Allí, un bus municipal nos recogió y nos llevó hasta la estación principal de tren. Esto fue un alivio, ya que no tuvimos que salir del puerto y, en ese momento, nos dejó en un punto fijo. Eran alrededor de las tres de la tarde. Después de algunas respuestas, algunas que nos aceptaban para días después y otras no tan positivas, obtuvimos una luz de salvación con Mrs. Lis y Mr. Tim en Feilding. Muy afectuosa, Lis nos dijo que nos recibía por un par de días mientras encontrábamos una solución a nuestro itinerario. Así que tomamos nuestro equipaje, compramos los tickets de bus para nuestro nuevo destino y, con la fortuna de que justo en una hora, a las 4 p.m., salía el último bus en ese rumbo.

Voluntariado en Feilding Nueva Zelanda

Un Refugio Acogedor en Feilding

Al llegar a Feilding, Mrs. Lis nos recogió en un punto central y luego fuimos a su casa. Allí conocimos a Mr. Tim, un chef retirado. Compartimos una primera noche en este nuevo lugar, aliviados de haber encontrado un refugio.

Conexión con Mrs. Lis y Mr. Tim

Lis era una señora muy amorosa y trabajadora en un cargo municipal. Todas las mañanas despertaba temprano y se dirigía a su lugar de empleo en Palmerston North. Por su lado, Mr. Tim, un caballero ex chef retirado con algunos problemas de salud, fue muy atento y nos brindó su apoyo en el momento que lo requerimos. Con ellos compartimos todas las noches la cena, mientras conversábamos de historias de viajes y del mundo. Compartimos comidas sabrosas y ayudamos en sus labores, todo esto mientras seguíamos practicando el idioma y concretábamos el resto de nuestro itinerario futuro.

Jornadas de Trabajo y Vida Rural

Durante nuestro voluntariado en Feilding, Nueva Zelanda, la rutina se estableció entre las mañanas de trabajo y las tardes de exploración o descanso.

Voluntariado en Feilding Nueva Zelanda

Cuidado de Huertos e Invernaderos

Nuestras mañanas comenzaron con labores significativas. Una de las primeras tareas fue la revisión y preparación de documentos para nuestras visas, un recordatorio constante de los trámites necesarios en un viaje de esta magnitud. Una vez listas las gestiones, nos sumergimos en el trabajo físico. La principal tarea fue limpiar la maleza de los huertos. Esta labor se extendió a los invernaderos y huertos más pequeños, requiriendo paciencia y dedicación para dejar los espacios listos para la siembra.

El desmalezado continuó al borde de un camino que estaba lleno de maleza, al punto de que ya no se distinguía. Esta tarea era extensa, de al menos cien metros, por lo que fue una labor de uno o dos días. Luego, nos enfocamos en terminar de limpiar la maleza de la carretera principal que colindaba con la propiedad, dejándola como nueva. Finalmente, la zona exterior de un invernadero interior en la casa recibió nuestra atención para quedar impecable. Estas tareas, aunque demandantes, nos permitieron ver una transformación visible en los jardines.

Anfitriones y hogar en Feilding.

Orden en el Exterior y el Interior

La limpieza del jardín interno, que era una mezcla de invernadero y jardín, también fue parte de nuestras responsabilidades. Quitamos la maleza y organizamos las áreas verdes para mantenerlas presentables. Hacia el final de nuestra estancia, la tarea principal se centró en el frente de la casa. Allí, debíamos quitar unas plantas especiales de gran volumen y peso que querían remover. Así que, entre los cuatro, trabajamos en ello durante toda la mañana, un esfuerzo conjunto con nuestros anfitriones.

Además de las labores de jardinería, aprovechamos los días de sol para lavar nuestra ropa, asegurando que tuviéramos todo listo para las próximas etapas de nuestro viaje.

Explorando los Alrededores y Momentos de Ocio

Nuestro voluntariado en Feilding, Nueva Zelanda, nos ofreció también momentos para la exploración y el ocio, equilibrando el trabajo con el descubrimiento de la región.

Exploración en las calles de Feilding.

Descubriendo Palmerston North y sus Mercados

Las tardes, después de colaborar en casa, eran para nuestras propias exploraciones. En varias ocasiones, aprovechamos que Lis iba a Palmerston North para realizar algunos trámites y acompañarla, lo que nos permitió conocer y recorrer la ciudad, que ofrecía más opciones de tiendas y servicios. Fue una oportunidad para cambiar de ambiente y realizar algunas compras.

Otro día, aprovechamos para ir al pueblo, al supermercado, para comprar algunas cosas que requeríamos. También tuvimos tiempo para un trekking tranquilo por las cercanías de Feilding. Fuimos a un sendero de unos cuatro kilómetros en un parque cercano, descubriendo sus rincones y su atmósfera local. El mercado local de fin de semana fue una experiencia vibrante donde pudimos ver productos frescos, artesanías y sentir el pulso de la comunidad.

Camino de casa host

La Emoción de la Velocidad y Paseos Tranquilos

Una de las experiencias más destacadas fue la oportunidad de ir a carreras de motos. Esto se debió a que cerca de la casa estaba el autódromo, donde ese día había competencias. Aprovechamos para observar y disfrutar la tarde. Fue un evento lleno de adrenalina, un contraste con la tranquilidad de las tareas de jardinería. El rugido de los motores y la velocidad de las motocicletas ofrecieron un espectáculo que nos sumergió en una faceta diferente de la cultura local: la pasión por el automovilismo y las competencias. La combinación de las jornadas de trabajo con estas salidas de ocio hizo que cada día en Feilding fuera diverso y memorable.

Cierre de un Capítulo, Aprendizajes y Gratitud

Nuestro tiempo en Feilding, como parte de nuestro voluntariado en Feilding, Nueva Zelanda, llegaba a su fin. Cada tarea, cada conversación y cada salida habían contribuido a esta etapa de nuestro viaje.

Los últimos días los dedicamos a completar las tareas pendientes, asegurando que todo quedara en orden para nuestros anfitriones. La limpieza final del frente de la casa y la remoción de las plantas grandes fueron las labores culminantes, un trabajo en conjunto que duró toda la mañana y dejó un espacio renovado. Después, tuvimos la tarde libre para descansar. Nuestro deseo era dejar todas las tareas encomendadas satisfactoriamente terminadas.

La despedida de Mrs. Lis y Mr. Tim fue cordial. Dejamos Feilding con la satisfacción del trabajo realizado y la experiencia de haber compartido un hogar con ellos. Este voluntariado no solo nos proporcionó un lugar para quedarnos, sino que nos permitió profundizar en la vida local de la Isla Norte, agregando un capítulo productivo y diverso a nuestra aventura por Nueva Zelanda. Nos preparamos para las siguientes etapas de nuestro viaje, llevando con nosotros los aprendizajes de Feilding, especialmente la resiliencia ante los imprevistos y la gratitud por la ayuda recibida.

Voluntariado en Feilding Nueva Zelanda

Nuestros Consejos para Tu Voluntariado en Nueva Zelanda

Prepara tu próxima experiencia de voluntariado con estas indicaciones relevantes:

  • Infórmate sobre las tareas del voluntariado y asegúrate de tener la ropa adecuada.
  • Mantén tus documentos de visa y viaje siempre organizados y actualizados.
  • Aprovecha las tardes para explorar las ciudades o pueblos cercanos.
  • Pregunta a tus anfitriones sobre eventos locales, como mercados o carreras.
  • La colaboración en tareas domésticas es siempre valorada.
  • Si tu voluntariado implica jardinería, prepárate para un trabajo físico.
  • Estate abierto a conocer las pasiones de tus anfitriones.
  • Valora los momentos de ocio y desconexión después de las labores.
  • Mantén una comunicación abierta con tus anfitriones sobre tus horarios.
  • Siempre deja los espacios ordenados y limpios al finalizar tus tareas.
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