Nuestra travesía de voluntariado por Nueva Zelanda, siempre guiada por Workaway, nos llevó a un nuevo capítulo en Waitarere Beach. Después de la providencial estancia en Feilding con Mrs. Lis y Mr. Tim, nos dirigimos a la costa oeste de la Isla Norte, con la promesa de nuevas experiencias junto a Mrs. Elizabeth. Este relato narra el viaje desde Feilding, la llegada a una casa moderna y la calidez de una anfitriona con espíritu juvenil. Aquí, las jornadas de trabajo se enfocaron en el cuidado de extensos jardines y un impresionante invernadero, alternando con relajantes paseos por una playa singular. Cada momento en Waitarere Beach nos conectó con la naturaleza y con la generosidad de un nuevo hogar temporal.
Rumbo a Waitarere Beach Una Nueva Acogida
Nuestro voluntariado en Waitarere Beach Nueva Zelanda se iniciaba como el siguiente gran paso. Dejábamos Feilding, con la satisfacción de haber superado un imprevisto y de haber compartido con Mrs. Lis y Mr. Tim. Ahora, nos dirigíamos a un nuevo destino en la Isla Norte, con la emoción de nuevas experiencias a través de Workaway.
El Viaje de Feilding a la Costa
El trayecto nos llevó de Feilding a Palmerston North, donde esperamos el bus de las 5:30 p.m. en el centro comercial. Viajamos hasta Levin, y allí Mrs. Elizabeth nos recogió. Su casa era grande, moderna y hermosa. Ella, con una personalidad muy juvenil, nos recogió en su último modelo de Tesla y nos llevó hasta su hogar. Fue una nueva experiencia, con un alto valor simbólico, que marcó el inicio de este nuevo capítulo.
Al llegar a su casa, cenamos y fuimos a dormir. Una nueva aventura comenzaba en un lugar cautivador y con una anfitriona genial.
Un Hogar Moderno y una Anfitriona con Espíritu Joven
Mrs. Elizabeth nos recibió con calidez y energía. Su casa, moderna y con amplios jardines, reflejaba su estilo de vida. Compartimos con ella nuestras vivencias y nos adaptamos rápidamente a la rutina. Las mañanas eran el momento ideal para el trabajo en el jardín, aprovechando la luz y la tranquilidad. Si el clima no nos acompañaba por la lluvia, las labores se trasladaban al interior de la casa, y por la tarde, cuando el sol bajaba, continuábamos con el cuidado de las plantas. Este ritmo nos permitió mantenernos activos y productivos en todo momento.
Jornadas de Trabajo en el Paraíso Verde
Durante nuestro voluntariado en Waitarere Beach Nueva Zelanda, nos dedicamos a una variedad de tareas en los jardines y espacios de la propiedad de Mrs. Elizabeth.
Cuidado Detallado de Invernaderos y Huertos
Nuestras mañanas comenzaron con el cuidado del jardín. Quitamos la maleza de un invernadero de plástico y pusimos mulch para proteger las plantas. Replantamos tomates en nuevos potes, asegurando su crecimiento. Luego, nos enfocamos en el invernadero verde que se encontraba frente a la casa. Allí, cosechamos betarragas, mezclamos el mulch con excremento de oveja y fertilizante, y lo extendimos por todo el invernadero, un trabajo que garantizaba la riqueza de la tierra.
También nos dedicamos a arreglar el invernadero con una malla para los pepinos (cucumbers) y a trasplantar estas plantas. Abrimos espacios para plantar calabazas (pumpkins) y sembramos papas. Desmalezamos jardines pequeños y también aplicamos mulch. Replantamos arvejas, quitamos maleza de la parte trasera del jardín y replantamos flores, contribuyendo a la belleza general de los espacios verdes.
Tareas Específicas y Mantenimiento del Jardín
Una de las tareas más singulares y dedicadas fue la limpieza de una estatua de Buda de dos metros de alto. Le quitamos todo el hongo acumulado con una limpieza delicada y paciente, dejándola impecable. Otro día de lluvia, continuamos con la limpieza de Buda y desmalezamos la primera parte del jardín frontal. Cortamos arbustos, incluidos algunos más grandes, y también cortamos flores. Pusimos mulch en el camino cerca de la escalera y desmalezamos otras áreas.
Hacia el final de nuestra estancia, nos ocupamos de limpiar la casa por fuera para quitar el polen pegado en las paredes. También limpiamos el Tesla de Mrs. Elizabeth, cortamos el pasto en la parte alta del terreno y abrimos espacio en un círculo para futuras siembras. Estas labores nos mantuvieron activos y contribuyendo al mantenimiento de la propiedad.
Exploración y Descubrimientos Costeros
Nuestro voluntariado en Waitarere Beach Nueva Zelanda no fue solo trabajo. Las tardes nos ofrecieron la oportunidad de explorar los alrededores y disfrutar de momentos de ocio.
Paseos Diarios por una Playa Única
Durante casi todas las tardes, nos dirigimos a la playa, que se encontraba a solo diez minutos caminando de la casa de Mrs. Elizabeth. Para llegar, atravesábamos un sendero de bosque de pinos detrás de su casa, luego pasábamos por el pequeño pueblo y finalmente llegábamos a la costa. La playa era muy extensa, logramos caminar unos cuatro kilómetros, y era hermosa. Además, el sector por el que ingresábamos era muy particular, lleno de dunas, no era una playa típica. Lamentablemente, para esa época, el clima no era el mejor, hacía frío y no pudimos bañarnos, aunque nos hubiera gustado mucho.
Escapadas a Wellington y Más Allá
En dos ocasiones, tuvimos la oportunidad de visitar Wellington. La primera vez, Mrs. Elizabeth se ofreció a llevarnos, ya que necesitaba hacer algunos trámites allí. Aprovechamos para pasear por la ciudad, disfrutamos de hamburguesas y helados, y luego regresamos a casa. La segunda vez, de nuevo, aprovechamos que Elizabeth debía volver a la capital, así que aprovechamos el día para pasear y disfrutar de un nuevo aire en la ciudad. Estas escapadas nos permitieron cambiar de ambiente y explorar la capital de Nueva Zelanda.
Balance de la Estancia y Despedida
Nuestro tiempo en Waitarere Beach, como parte de nuestro voluntariado en Waitarere Beach Nueva Zelanda, llegaba a su fin. Cada día estuvo lleno de trabajo, descubrimiento y la generosidad de Mrs. Elizabeth.
Labores Finales y Reflexiones
Los últimos días fueron de descanso en la mañana por la lluvia, que aprovechamos para limpiar la segunda parte del jardín frontal. Un día completo de descanso nos permitió lavar nuestra ropa y organizar nuestro currículum. La jornada final se enfocó en las tareas de cierre. Limpiamos el baño, la ducha, la habitación y preparamos nuestras mochilas, dejando todo listo para la partida.
Un Legado de Crecimiento y Experiencias
Dejamos Waitarere Beach con la satisfacción de haber contribuido al mantenimiento de una hermosa propiedad y de haber compartido con una anfitriona excepcional. Este voluntariado no solo nos proporcionó un lugar para quedarnos, sino que nos permitió sumergirnos en la vida costera de la Isla Norte, agregar nuevas habilidades de jardinería y disfrutar de la tranquilidad de un entorno natural único. La experiencia con Mrs. Elizabeth fue una etapa valiosa en nuestra aventura por Nueva Zelanda, dejándonos listos para el próximo destino.
Un Hogar Verde en Waitarere Beach Nueva Zelanda
Nuestro voluntariado en Waitarere Beach Nueva Zelanda fue una inmersión en la jardinería y la vida costera. Desde el meticuloso cuidado de invernaderos y la limpieza de una estatua de Buda, hasta los serenos paseos por dunas y las escapadas a Wellington, cada día fue una combinación de trabajo y descubrimiento. La hospitalidad de Mrs. Elizabeth hizo de este lugar un refugio productivo y enriquecedor, sumando un capítulo moderno a nuestra travesía neozelandesa.
Consejos para Tu Voluntariado en Nueva Zelanda
Prepara tu próxima experiencia de voluntariado con estas indicaciones relevantes.
- Infórmate sobre el clima local y empaca ropa adecuada para lluvia y sol.
- Mantén tus documentos de viaje y visas siempre a mano y actualizados.
- Aprovecha la cercanía a playas o senderos para explorar en tu tiempo libre.
- Comunica tus necesidades de transporte con anticipación a tus anfitriones.
- Estate abierto a tareas variadas, desde jardinería hasta limpieza especializada.
- Valora los momentos de ocio y desconexión después de las labores.
- Si tienes oportunidad, ayuda en la cocina o comparte alguna receta.
- Siempre deja los espacios que utilices ordenados y limpios.
- Documenta tus vivencias, incluso las tareas diarias, para recordar los detalles.
- La gratitud y la proactividad siempre marcan la diferencia con los anfitriones.
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